sábado, 5 de enero de 2013

Operación aceptada



Operación aceptada : El lugar está en la zona más alejada del aparcamiento. El que acude, sabe lo que va a encontrarse. No se le puede echar la culpa al azar. Aunque nadie hable de ellos abiertamente (no es un tema que se trate en las conversaciones), lo normal es visitarlo unas dos o tres veces por mes, cuando ya no puedes más. Llegas sin prisas y esperas a que una se quede libre. Apenas hay mucho que decir. Ella repite lo mismo cliente tras cliente mientras tú sabes exactamente dónde tocar para que se suelten los cierres. Te gustaría que su cara reflejara alguna emoción, pero sólo ves cifras. Te dice el precio. Tú calculas. Ella, después de ver su tarjeta, acepta la operación. Es mecánico. Miras detrás para ver si hay alguien más esperando y tener que agilizar el proceso. Nadie. Te pones la protección. Apenas hay tiempo para los prolegómenos de una penetración mecánica. Empiezas a sentir el flujo en tu mano. Vuelves a mirar atrás. Piensas en cosas intrascendentes, como si no estuvieras ahí, hasta que con un golpe seco ella te dice que pares. Y paras. Se separa de ti. Te abrochas. Antes de marcharte te quitas la protección y la tiras al suelo, donde ves muchas más, como medusas en la arena.

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