domingo, 27 de enero de 2013

Carga y descarga




Carga y descarga : Al lado del centro comercial, en el espacio de dos plazas de aparcamiento, han construido el parque infantil más triste del mundo : un pequeño tobogán rodeado por una valla de colores. En un lateral, en el suelo, está escrito con mayúsculas, “Carga y descarga”.

Trato de imaginarme una situación que justifique que un padre venga aquí con su hijo. ¿Papá, vamos al parque en el que no hay nada que hacer? o ¿Quieres que te lleve a ese sitio en el que estás tú solo? No lo sé. Tal vez no solo sea el parque más triste del mundo, sino el único que funciona como castigo. O la estrategia para que no vuelva a pisar ninguno : como darle a tu hijo un helado de apio cada vez que te pide uno de vainilla para que acabe aborreciendo los helados. O el sitio al que llevarías a tu hijo cuando no tienes tiempo ni paciencia. Ni hijos, ya puestos.

No lo sé, ya digo. Quizás sea un tema administrativo, para que las estadísticas de parques en la zona queden bien. O el proyecto de un imbécil. O la forma de justificar una comisión, un contrato, un sobre.

Daniel y Lucía se ríen al verlo y se suben y bajan del tobogán fingiendo que es de verdad. Es esa distancia con lo que hacen lo que me ofrece una pista : bien puede ser una instalación artística que lleve, precisamente, ese título : “Carga y descarga”. Si se le quita ese uso infantil, todo el montaje empieza a tener sentido. Precisamente ahí, en el sitio que ocuparían dos plazas de aparcamiento, un parque que nadie va a utilizar. En ese momento se disparan las asociaciones.

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