lunes, 14 de enero de 2013

Noche en la cueva




Noche en la cueva : Me hablan de un padre que se ha llevado a sus dos hijos pequeños a hacer espeleología este fin de semana. Durmieron en una cueva. Los dos niños están, desde entonces, alucinados.

Daniel, que está dibujando en su cuarto, se acerca a verme. Me pregunta cuál es mi jugador favorito. Le digo que Benzema, a pesar de que tengo que reconocer, como dice Juanma Trueba, que hoy por hoy es más aroma que sabor.

-¿Y Raúl?
-Ya no juega.
-¿Cómo se escribe Kaká?

Cuando tiene toda la información que necesita, se marcha.

Desde que me contaron la historia, paso algunos ratos en esa cueva, imaginándome a los tres en sus sacos de dormir, escuchando el eco de sus risas en la oscuridad. Ser padre te da una medida exacta de lo que eres, de lo que sabes, de para qué sirves. A tus hijos les transmites, también, todo aquello que tú nunca has hecho. Por eso conviene hacer espeleología dentro de uno mismo y realizar un inventario completo de tus limitaciones y , con él en la mano, asegurarse de que desarrollan la curiosidad por esas opciones que tú no seguiste.

No he sido Zidane, ni puedo enseñarle a convertirse en él, pero puedo hacer que quiera descubrir quién era. Daniel me enseña su dibujo.

-Todavía me queda mucho.

No ha visto vídeos de Zidane ni de Benzema, pero por la forma que tengo de hablar de ellos tiene claro quién está por encima. Ha llegado el momento de sumergirse en Youtube y pasar una tarde con Zizou.

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