sábado, 2 de febrero de 2013

La rodaja de kiwi




La rodaja de kiwi : Caminamos por la zona más típica de Madrid un sábado por la mañana, dejándonos llevar. Nos cruzamos con los turistas que van al Thyssen, al Prado o, como nosotros, callejean por un barrio en el que no hace falta buscar mucho para encontrar cosas interesantes. Hace buena temperatura.

Nos vamos sumergiendo en esa parte que a Madrid le gusta presentar de sí misma, el solomillo de la ciudad, hasta que acabamos en unas calles que parecen de otro país. Hay menos gente y un silencio en el que todos los objetos parecen reposar. Me fijo en una tienda de reparación de bicicletas que muestra una en el escaparate. Al lado, una librería que expone grandes libros de arte y de la que sale una luz cálida, como de pastelería.

Enfrente, en un edificio que normalmente funciona como una incubadora de negocios, han montado un mercado ecológico al que entramos. Tanto la gente que expone sus mercancías (aceite, frutas o embutidos) como los que caminan entre los puestos tienen algo en común. Noto que comparten una forma distinta de tratar con los objetos (primero quieren saber; después, comprar), con la gente (en conversaciones que parecen largas y detalladas, se escuchan con atención, como si también cada frase hubiera que masticarla varias veces antes de asimilarla) y con ellos mismos (parecen haber eliminado cualquier tensión con su cuerpo, alcanzando con él un acuerdo de mínimos). Me siento extraño porque el contraste con todo esto me muestra, aumentado, lo que soy y me deja expuesto.

Apuntamos a Daniel y Lucía a un curso sobre semillas que empieza a las cuatro. Aprovechamos entonces para tomarnos un zumo ecológico : naranja con kiwi. Solo hay un hombre haciendo zumos con una tranquilidad no sé si también ecológica. No es una cola muy larga, pero parece que cada minuto que pasara nos alejara más del zumo. Esa una sensación curiosa. Cuando por fin nos atiende es probable que algunas de las semillas del curso de los enanos ya hayan florecido. El zumo está muy bueno, pero, a pesar del ambiente informal, me parece una muestra de lujo. Todo el lugar, a su manera, es un gran monumento al lujo : existe porque hay otra economía que ofrece cantidad para la masa. La rodaja del kiwi en el vaso aporta al zumo la misma distinción que la marca a la prenda que la luce. 

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