miércoles, 20 de febrero de 2013

La soledad del censor




La soledad del censor : Es tan bajo el nivel de las series infantiles que, con la inercia de ir marcando sus puertas tras descubrir tras ellas la plaga, señalo una que, por lo visto, no debería haber marcado. Lo descubro en un artículo en la web de Letras Libres que leo hoy : la edición digital permite que, al no estar limitada por un número de páginas, la oferta se abra a temas que en otras ocasiones se habrían quedado en el banquillo. No todo en Internet va a ser malo.

El artículo se titula “Los diez mejores capítulos de Adventure Time", lo firma Rodrigo Rothschild, y, como resumen, escribe que se trata de una serie memorable. Memorable = digno de memoria. Me gusta la contundencia de la frase, rotunda como esos mazos con los que la policía abre una puerta : en este caso, la de mi escepticismo, que veo caer ante tanta seguridad. Entre el polvo levantado por el ataque aparece Rodrigo, que me mira con un poco de desprecio. Y yo, en el suelo, que trato de disculparme con una explicación que, en esencia, es la de la primera frase del primer párrafo, sin tanta literatura, ni plagas, ni puertas con señales.

Pero es así. Mi juicio ya no discrimina entre programas infantiles y no caben ya sutilezas. Reconozco que en la clasificación me limito al ejercicio elemental del que guarda las piezas negras del ajedrez en una caja y las blancas en otra. Infantil, malo. No infantil, bueno. Es un esquema básico que funcionaría bien en la cabeza de Frankestein, pero es que, en mi defensa, Rodrigo, tengo que decir que estoy agotado, que una vez tuve la fe pura del niño que con guantes balncos acude a su primera comunión, pero que de eso, tras tanta basura, no queda nada. Es más : escucho la sintonía de Shake it Up, Jessie o Chowder y mi cabeza empieza a girar como el pitorro de una olla exprés mientras comienzo a balbucear palabras en idiomas extraños. A eso hemos llegado.

Leo con alivio el artículo porque abre un hueco entre tanta nube. ¿Cómo no tomarme en serio a alguien que en el arranque de lo que escribe menciona a Breaking Bad y a Louie y después sigue recordando a Calvin y Hobbes y cierra el segundo párrafo hablando de Hayao Miyazaki?. La luz. El problema de ejercer de censor de brocha gorda es que te acabas convirtiendo en el tipo que va pintando el suelo y se descubre en una esquina rodeado de pintura fresca. Te quedas sin capacidad de movimiento. Las nubes se abrían por fin, decía, y de ellas bajaba Rodrigo con dos tablas de cinco capítulos cada una, animándome a creer de nuevo en la bondad de los guionistas y a no gastarme todo el dinero en velas en el altar de Rodari. Podía recuperar la fe, podía imaginar a gente con talento escribiendo historias memorables para niños sin pisotear su inteligencia.

Así que he regresado a casa aliviado, deseando transmitir la buena nueva de que tenemos algo por lo que merece la pena sentarse delante de la tele, algo que hay que descubrir y disfrutar. Ya me veo haciendo el recorrido inverso con ellos : ahora “Hora de aventuras”, después “Calvin y Hobbes” y dentro de unos cuantos años “Breaking Bad”. Tiempo al tiempo. 

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