jueves, 5 de mayo de 2011

El verano está cerca

Las grandes compras, de carro y coche en el parking, son cosa mía; las pequeñas, de cesta y coche en la puerta, son de María. Las mías son siempre iguales, las de María cambian cada día. Yo soy el defensa; ella, el delantero

-¿Has visto lo que he comprado hoy? – me pregunta.

Y abro la nevera y veo que el verano está cerca. Está llena de cosas que no había ayer. Yogur cremoso con 51 calorías por yogur, marca Hacendado, 0% materia grasa 0% azucares añadidos. Queso fresco batido desnatado, marca Hacendado, 0% materia grasa. Bifidus activo con muesli y fibras, marca Hacendado, 0% materia grasa. Gambas congeladas. Yogures Hacendado sabores 0% materia grasa 0% azucares añadidos. Yogur para beber desnatado de sabor a piña, marca Hacendado, 0% materia grasa. Leche desnatada con calcio Pascual. Coca-cola light. Cacao puro en polvo desgrasado Valor. Filetes de pechuga de pollo.

Mis compras no varían. Cajas de leche. Huevos. Naranjas. Zumo. Yogures. Yo pienso en la despensa; ella, en las bandejas de la nevera. Yo podría atender a un batallón; ella, sacar el postre apropiado para una merienda con un par de amigos. Mis compras ocupan mucho espacio, las suyas bastante poco. Las mías no interesan a nadie, las suyas siempre tienen algo que enseñar a los enanos. Yo sé cuándo nos hace falta leche, ella conoce quién de los enanos va a necesitar antes unos zapatos. Mis compras no llevan etiqueta; las suyas, sí. Yo vuelvo con un ticket de cuarenta artículos; ella, con cuatro de diez. Mis compras no vienen envueltas; las suyas, sí. A mí no me atiende una dependienta; a ella, sí. Yo dejo mis compras en la cocina; ella, en la mesa del salón. Yo trato de acabar la compra cuanto antes, ella intenta apurar hasta el final. Yo no pienso que tenga que volver a la tienda a devolver algo; ella, sí. Yo no compro cosas de temporada, ella se pasa por las tiendas de moda. Yo compro lo que necesitamos; ella, lo que está bien de precio. Yo no soy sensible a las ofertas, ella las busca de tienda en tienda.

-Hay muchas cosas. ¿verdad? – me dice. Y se marcha a ve si los enanos se están aclarando ya el pelo.

Me quedo en la cocina, preparando la cena. En la televisión, Arguiñano enseña cómo hacer un sancocho. Yo voy cortando en trozos la merluza, pasándola por el huevo y cubiréndola de pan rallado antes de freírla en la sartén. Arguiñano tiene su plan culinario, María el suyo y yo, claro, el mío.

El mío de esta noche es muy sencillo. Basta con tener un plato de pan rallado. Cuando la cena está lista, echo mostaza y kétchup sobre el pan rallado, como si estuviera pintando. Después me como la mezcla con la cuchara.

Es una guarrería, pero es muy divertido. Para mí, el verano todavía no está cerca.

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