martes, 3 de mayo de 2011

Mi vecino es del Barça

Mi vecino de abajo es del Barça. Es un hombre mayor, con el pelo blanco. Tiene un coche antiguo, siempre limpio, de esos que deben pasar la ITV cada dos meses. Sé pocas cosas más de él.

Por su acento, podría ser venezolano. A veces, cuando estoy en el cuarto de mis hijos contándoles un cuento, escucho discursos de Chávez que me llegan desde abajo. Son discursos muy largos, con un tono de amenaza que te anima a acordarte de todas las personas que te deben algo. A veces discute con su hijo, con su mujer, con todos a la vez. A veces no se escucha nada.

Estaba en el cuarto de mis hijos cuando Pedro ha marcado el gol de Barça.

-¡Y ahora qué, ahora qué! – grita su hijo por la ventana al resto de la gente. Ahora nada : nadie le responde. En el lenguaje críptico de los economistas, se podría decir que el madridista ya tenía descontado ese gol. O, para entendernos los demás, que contábamos con él.

Mi vecino, y su hijo, y su mujer son del Barça.

El gol de Pedro me rompe la concentración del cuento que estaba inventándome. Así que tengo que imaginarme a los del Madrid en el Nou Camp, en un partido que no he querido ver porque la remontada era imposible. Me da por pensar que estarán pasando frío, como si fuera una madre que hubiera mandado a sus hijos al colegio en manga corta un día nublado. Una madre debería saber que para el Madrid siempre estará nublado en Barcelona.

Al rato, por un grito lejano y el silencio que me llega del piso de abajo, sé que el Madrid ha empatado. Cómo me gusta ese silencio. Es un silencio blanco, mullido, en el que me gustaría envolverme, como si fuera un edredón. Tengo ganas de ir a la televisión a ver el gol, pero el cuento todavía no se ha acabado y hay que hacer las cosas bien.

Así que sigo con el cuento. Escucho gritos cuando uno del Barça se cae al suelo, no sé si porque se tira o porque le empujan. Cuando termino el cuento, salgo al salón a ver lo que queda de partido. Al final nadie vuelve a marcar y el partido termina con un empate que sólo existe en el marcador. Mañana, unos y otros, a base de titulares, tratarán de demostrar que su gol pesó más que el del otro al nacer. Me sorprende que ninguno de los de abajo, ni padre, ni madre ni el hijo celebren la calsificación tanto como el primer gol.

Una vez dejaron solo un gato durante todo el fin de semana. El gato no dejaba de maullar día y noche, por lo que fue bastante difícil dormir. Debe ser que los gatos que maúllan no necesitan dormir. Cuando bajé a quejarme, me dijeron que se lo estaban cuidando a un amigo. El gato, que andaba por ahí, era blanco. Mal sitio para ser blanco, pensé.

De todos estos cuatro partidos entre el Madrid y el Barça saco varias lecciones :

1-No escuches a Chávez si quieres tener un momento zen.
2-El Barça sólo le gana al Madrid jugando contra diez.
3-No invites a Wolfgang Stark a la fiesta de cumpleaños de tus hijos si eres madridista porque puede expulsarlos antes de que soplen las velas.
4-Mourinho necesita algún amigo más en la FIFA.
5-Como no están acostumbrados a las copas, a los del Madrid se les suelen caer de las manos.
6-Si Mourinho no quiso cortar el césped del Bernabéu fue porque no quería que Busquets se hiciera daño al caerse.
7-Pep es un animal de sangre caliente. Como tú y como yo.
8-Lo de la Décima se merece el título de la película de Wim Mertens : “Tan cerca, tan lejos”.
9-Es hora de aprenderse la alineación del Manchester.
10-¿Y ahora qué? Pues no tengo ni idea. Ni puta idea.

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