No me gustan los parques de bolas para celebrar cumpleaños : sándwiches de jamón y queso en platos de papel, niños con la cara pintada, padres de pie con el vaso de plástico en la mano, fotos con el móvil, conversaciones de fútbol, Fanta de naranja o de limón, trozos de tarta abandonados sin probar, zapatos amontonados junto a la entrada de la piscina de bolas, carreras y chillidos.
Al volver de Correos paso junto a uno que está cerca de casa en el que, precisamente hoy, celebran un cumpleaños. Como el local es pequeño, está lleno de gente. Padres charlando con los vasos de plástico en la mano, niños corriendo y chillando, y todo lo demás : no falta nada.
Cualquier otro día habría seguido caminando sin pararme, pensando de nuevo eso de que no me gustan los parques de bolas para celebrar los cumpleaños. Hoy, sin embargo, me detengo y me quedo mirando a los niños, tratando de descubrir de quién es el cumpleaños. Siento envidia de él, de alguien que puede quedar con sus amigos un jueves y verlos a todos juntos.
En un parque de bolas o en el garaje de un Hipercor, eso me daría igual. Todos juntos, sin las obligaciones que nos obligan a retrasar la celebración el tiempo suficiente para que llegue el cumpleaños de otro del grupo y ya nadie se acuerde de reunirse. Así funcionan las cosas.
Una llamada en un hueco del trabajo.
O al llegar a casa, antes o después de la cena de los niños.
O un mensaje en el buzón de voz.
O un SMS.
O una felicitación en el muro del Facebook.
De todo ha habido hoy.
Me gustaría entrar en ese cumpleaños y decirle algo al protagonista. Sentarme con él o con ella en la mesa de la tarta y compartir un trozo. Decirle que éste es un buen día para nacer, aunque no sepa muy bien por qué. Mayo es un buen mes, de días largos, en el que ya se empiezan a preparar las piscinas para que empiece la temporada de baños. Y se celebra la Feria del Libro. Y el Festival de Cannes. Y en Mayo nació Umbral. Y en Mayo suele ganar el Madrid sus Copas de Europa.
Sería una conversación privada entre dos personas que mirarán el paisaje desde la misma habitación. Es un día que los demás verán siempre desde fuera porque no será suyo. Para nosotros dos la cosa cambia. Arrojados a la ruleta, hemos caído, con una diferencia de años, en la misma casilla. Dos Tauro charlando, comiendo tarta, apurando la Fanta caliente y sin burbujas de un vaso de plástico. Es algo que me gustaría hacer.
Miro por la ventana sin identificar al homenajeado. Algunos padres se fijan en mí. Pronto me canso de espiar y sigo hacia casa. Mi hermano me escribe un mensaje diciéndome que mi tía le ha dejado un recado en su móvil felicitándole a él. Esta felicitación indirecta faltaba en mi relación.
Blogger también tiene un mensaje para mí, justo este día :
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Mi proyecto de escribir una entrada diaria en el blog tiene su primera excepción un 12 de Mayo, precisamente un 12 de Mayo.
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