miércoles, 8 de junio de 2011

Una subasta asequible


Escucho por la radio que se va a subastar la chaqueta roja y negra que Michael Jackson llevaba puesta en el video de Thriller. Se espera que se paguen por ella 400.000 dólares. Así que, dentro de poco, alguien que ahora tiene mucho dinero, y entonces tendrá un poco menos, podrá ponerse la chaqueta en las fiestas y echarse unas risas con los amigos haciendo de zombie.

Sé que las posibilidades de que llegue a ser tan famoso como Michael Jackson son más bien pequeñas, pero nunca se sabe. Esta misma noche podría ser el elegido por una avanzada civilización sin fútbol ni cinturones contra la celulitis como enlace entre ellos y nosotros. Donde nosotros equivaldría a toda la Humanidad menos los que critican a Peter Gabriel en sus blogs de mierda. A esos, que se los coman crudos los marcianos.

Todo puede ser, así que debe considerarse que lo que voy a presentar a continuación, una idea más bien extraña, fruto de alguien que se hubiera visto el mismo capítulo de House veinte veces (el lupus tiene la culpa de todo), tiene, en el fondo, su cierta lógica (recordar lo de la invasión marciana del párrafo anterior).

Todavía no se manifiestan los alienígenas, así que sigo.

Propongo, pues, siguiendo el ejemplo de Michael Jackson, realizar una subasta de las prendas que he llevado puestas a lo largo del día. Junto al nombre de la misma y una breve descripción, señalo el precio de salida. Las respuestas, de forma ordenada, pueden dejarse en la parte de comentarios.

1-Toalla pequeña para el gimnasio : 10 euros.

Es una toalla pequeña que he usado en el gimnasio. Ha acabado empapada de sudor, porque ése era su fin. Qué bien le sienta al amor propio una toalla empapada de sudor y qué ganas te entran de enseñársela a la sábana, la que después de escuchar el despertador te decía :
-Hoy no te veo yo en el gimnasio.

2-Camiseta negra para el gimnasio : 10 euros.

Ésta tiene poco sudor porque está hecha de un material que lo repele, o lo elimina, o se lo come, no lo sé. Si no fuera por la toalla pequeña, saldría con menos sudor que ese vigilante del museo que no se levanta de su silla en todo el día.

3-Calzoncillo : 10 euros

Es como el mayordomo de una mansión inglesa. El Anthony Hopkins de "Lo que queda del día" en versión ropa interior. Muy limpio y discreto : ni juzga lo que ve ni se lo cuenta a los demás. Bastante de moda ahora que se está imponiendo la expresión “a calzón quitado” como estilo de conversación parlamentaria.

4-Calcetines blancos : 10 euros.

Ya menos blancos. Se caen un poco, pero siempre aparecen juntos cuando los sacas de la lavadora. Hay sondas lanzadas al espacio y mi lavadora sigue repleta de misterios.

5-Camiseta : 10 euros.

Sin mangas y sin mi nombre puesto en el cuello, porque ya no ando perdiendo la ropa por ahí. Si se pierde, es ella sola.

6-Pantalón vaquero : 10 euros.

Siempre aparece una moneda en alguno de sus bolsillos. Cuando alguien te pide lo que le falta para pagar el café, puedes estar seguro de que la vas a encontrar en algún bolsillo.
-Espera, que te la doy.
Y ahí está. Veinte céntimos de mierda, por ejemplo, pero quedas muy bien.

7-Calcetines negros : 10 euros

Son del tipo ejecutivo y me gustan porque se adaptan bien a los brazos : los estiras bien, bien, y, moviendo los dedos ya tienes una figura con la que amenizar las veladas. La voz la tienes que poner tú.

8-Polo : 10 euros.

Creo que se llama así, aunque éste tiene mangas.
-¿No tienes calor con eso? – me han preguntado en el trabajo.
Y he dicho que no aunque los dos sabíamos que sí, pero es que es de ese tipo de preguntas que te incitan a decir lo contrario de lo que piensas.

9-Zapatillas blancas : 10 euros.

Hoy me he llevado el segundo elogio de mi vida por la forma en la que he combinado los colores al vestirme. Lo cierto es que si me he puesto estas zapatillas es porque era las que tenía debajo de la mesa del salón esta mañana y no eran horas para ponerse a considerar otras opciones.

10-Camiseta : 10 euros.

Frente al espejo no lo reconoceré, pero es cierto que tendría que haberme comprado una talla más. La presión, un tanto excesiva, provoca que todos los órganos del cuerpo se aprieten entre sí y que la sangre se quede principalmente en las extremidades, lo que explica lo bien que me funciona la cabeza (basta leerme para verlo) y lo bien que me funcionan las extremidades, como ya he dicho.

Desde este momento queda abierta la subasta. Aceptamos euros y pesetas, ante la posibilidad, muy, muy lejana, de que la crisis acabe convirtiendo todo esto en un episodio de Cuéntame, de cuando Michael Jackson no pensaba que un trozo de lija podría ser parte del instrumental de un cirujano plástico.

Anda, mira, una luz que se acerca.

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