Sería bueno tener la oportunidad de ver nuestra propia vida explicada por nuestro subconsciente, narrando las verdaderas razones por las que hicimos lo que hicimos y no aquellas que nos dimos para justificarlas. La versión del director, para resumir.
Esta noche, por ejemplo, preparo unas costillas para cenar, donde el verbo preparar debe tomarse en su acepción más básica, su versión demo, pues me limito a calentar el horno, quitarle el plástico que las envuelve, y meterlas diez minutos a 200 grados con dos últimos minutos de grill.
María, mientras tanto, también prepara a los enanos en el baño para que la combinación con las costilla dé como resultado una cena con niños con el pelo limpio.
Ese pelo limpio. Al pelo limpio le dedicare algún post para no salirme por la vía de servicio que este tema ofrece.
A las ocho y media los enanos están sentados en la mesa de la cocina con un plato con costillas y salsa barbacoa. Y es aquí donde me hago la pregunta que debería responder mi subconsciente en la versión revisada de mi vida. ¿Por qué hay esta noche costillas para cenar? la respuesta evidente, y poco ilustrativa, es que les gustan las costillas y que así hacemos algo diferente.
Aquí acabaría un post más bien correcto que tendría como único mérito el no presentar faltas de ortografía.
Pero lo cierto es que puede haber otras razones.
1-Cierta rebelión frente a la tristeza de esas compras en el Mecadona. Las costillas las compro en el Hipercor, en una sección que dedican a la comida alemana, donde también me llevo tres salchichas al curry. En el coche voy pensando en la compra, algo que nunca hago al salir de Mecadona.
2-Ver cómo Lucia deja las costillas limpias, como me imagino que hará con los problemas intelectuales que se encontrará en su vida, analizándolos para después ofrecer una solución lisa, perfecta, ordenada.
3-Ver cómo Javier se mancha las manos, la boca, el pijama.
4-Imaginarnos por un rato haciendo de alemanes, por si llega el momento en el que, sin posibilidad de devolver las deudas, se cambie la Constitución el nombre y la lengua oficial de este país.
5-Usar el horno para que la cocina se llene de olor a comida.
6-Usar las manos.
7-Cierto aire a fiesta : sí, nos conformamos con poco.
8-Algo sobre el tamaño de las salchichas al curry de lo que no puedo hablar aquí
9-Es que hay que ver el tamaño de las salchichas.
10-La imagen de las costillas en el plato, como algo definitivo , contundente, frente a cierta sensación de provisionalidad de las demás cenas, en las que, más que tomar la iniciativa, tenemos la impresión de defendernos con el arroz, la pasta o el pollo desde el fondo de la pista.
La respuesta puede estar en una de éstas o escondida, tal vez por alguna conexión de la que nunca seré consciente. A veces uno tiene la sensación de vivir una versión censurada de sí mismo.
Cuando terminan las costillas, sí, les obligamos a caminar con los brazos elevados hacia el cuarto de baño, bajo pena de cadena perpetua si tocan algo. No bromeamos con lo de la cadena perpetua.
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