Simenon sabe que lo intenté por las buenas, que busqué y busqué, que mi idea era comprar los libros que me faltan de Maigret, pero ahí donde debía estar Maigret sólo había autores suecos, o finlandeses o noruegos o qué sé yo.
Ni rastro de Maigret.
Y, como no pudo ser por las buenas, fue por las mulas.
Y ahí está, en el iPad. “Maigret en el pensión”. El ritmo de Simenon desde la primera página.
“Instalados en su rincón habían tomado un primer aperitivo mirando al vacío, como hacen las gentes que han terminado su jornada” (Página 1)
“Hay cosas que, al ser comentadas, resultan exageradas, cuando en la realidad son mucho más sutiles” (Página 1)
“Y había usado el verbo “aprovechar” sin darse cuenta, sin que aquello reflejase lo que realmente pensaba” (Página 1)
“¿Qué le apetecía cenar? Como estaba solo y podía ir a cualquier sitio, se planteó gravemente la pregunta, pensó en los diferentes restaurantes capaces de tentarlo, como para una ocasión excepcional” (Página 2)
“El camarero lo miró con algo de asombro, de reproche. Estando solo, no podía tener una buena mesa, y lo colocaron en una especie de pasillo, contra una columna” (Página 2)
“No se atrevió a pedir un vino muy fino, siempre por no parecer que se aprovechaba” (Página 2)
“En resumidas cuentas toda la tarde había sentido la sensación de no estar en su sitio y, si bien no había hecho nada censurable, sentía en algún repliegue de su conciencia una especie de remordimiento” (Página 3)
“Estuvo seguro, en el momento mismo, que su malestar de toda la tarde iba a quedar explicado con alguna notica desagradable” (Página 3)
“Corrió hacia la entrada del Cochin y sintió el vaho de todos los hospitales que había conocido en su vida” (Página 4)
“¿Por qué aquella luz, a la vez pobre y cruel, que solamente había allí y en cierto tipo de locales administrativos?” (Página 4)
Creo que descatalogan estos libros de Maigret para que los cojos puedan salir al campo.
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