viernes, 9 de septiembre de 2011

Mañana en Malasaña


Mañana en Malasaña. Seamos prácticos : En el número 671 del 03/09/11 del suplemento “El viajero” se habla de varios destinos interesantes. El restaurante La Rotonde, Le Comptoir de Foie Gras, el Hotel du Palais, el Museo del Mar y el lago Mouriscot en Biarritz; la Villa Necchi y el Planetario en Milán; el hotel Torre La Mina en Castellón; el restaurante Els Vents, en Alicante; el Boo en Barcelona. No es probable que visite ninguno de estos lugares próximanete, por lo que me centro en la sugerencia de la portada de suplemento. Malasaña.

e levanto pronto para hacer de turista en una parte de la ciudad por la que he pasado cientos de veces. Podría decirse que es turismo de lo cotidiano, de lo conocido, de aquello a lo que apenas se presta atención. Me meto el suplemento en un bolsillo y me bajo en Tribunal con la mirada de un turista.

Es difícil ser turista por aquí, como mirarse en el espejo con curiosidad, pero me lo tomo en serio. Tan en serio que llevo la cámara en la mano y voy haciendo fotos. A base de hacer fotos me voy convirtiendo en turista para los demás, lo que es un buen paso para acabar creyéndotelo tú.

Este es un buen ejercicio para la mirada, a la que se obliga a ver las cosas de nuevo.

Para meterme bien en mi papel, sigo algunas recomendaciones del artículo. Me como dos empanadas en “El Cambalache” (después de que me las calienten en el horno), me tomo un zumo en el “Frutal” (donde tienen bolsas de naranjas colgadas a los lados del local), me fijo en los azulejos de la “Farmacia Juanse” (con algunos añadidos tipo Pompeya que no estaban en el diseño original), paso por delante del restaurante “La cocina de mi vecina”, y, claro, termino en la librería “Tipos infames”.

Más que infames, cabrones, porque me basta echar un vistazo a los libros que tienen expuestos para saber que tengo que entrar. Y entro. Y me paso una hora repasando todos los libros expuestos sin prisas. Recordando autores que quería leer y fijándome en las novedades. Caen “Mecanismos internos”, de Coetzee, “Labia”, de Tizón y “El toldo rojo de Bolonia”, de Berger. Son muchos más los que se quedan.

Al salir paso junto al restaurante “El comidillas”. Me gusta la pinta que tiene. Pienso en volver mañana para comer con María y los enanos.

Recorro la calle Espíritu Santo y vuelvo a casa. Camino del metro, tres mujeres me preguntan si sé dónde está un sitio que se llama La dominga. Así, en singular, afortunadamente.

Ya en el metro voy repasando las fotos. Me sorprende todas las que les hecho a los carteles que anuncian próximos conciertos. The Hives, The Fresh & Onlys, Nena Daconte, Junip, Agnes Obel, The Flatliners, Rebeka Brown, Garaje Jack, Ben Sims y Scott Matthew. También tengo una Buena colección de tiendas, de grafitis, y de fachadas.

No puedo evitarlo y empiezo con “El toldo rojo de Bolonia”.

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