Sábado 30 de julio : "Zapatero acorta la agonía"; Domingo 31 de Julio : “El fanatismo del Tea Party empuja a EE UU hacia el desastre”; Lunes 1 de Agosto : “EEUU negocia “in extremis” un acuerdo para evitar la quiebra”; Martes 2 de Agosto : “La anémica recuperación de EE UU lastra los mercados de medio mundo”; Miércoles 3 de agosto : “La crisis de la deuda asedia a España”; Jueves 4 de agosto “Bruselas pide a los países del euro que aceleren el plan de rescate”; Viernes 5 de Agosto : “El temor a la recaída hunde los mercados”; Sábado 6 de Agosto : “Berlusconi acelera el ajuste fiscal obligado por la UE y los mercados”; Domingo 7 de Agosto : “El mundo se asoma a otra recesión ante la impotencia de los Gobiernos”; Lunes 8 de Agosto : “El BCE se moviliza para defender a España e Italia en los mercados”.
Todo eso pasa en un nivel económico.
En otro, cada mañana dos mujeres entran en nuestra habitación para limpiarla, ordenarla y conseguir que, cuando volvamos, tengamos la impresión de que volvemos a estrenarla. John Banville, en su libro “El mar”, dice :
“Las habitaciones de hotel, incluso las más imponentes, son anónimas; todo en ellas muestra una absoluta indiferencia hacia los huéspedes: la cama, la neverita con las bebidas, incluso la prensa planchapantalones, colocada , de manera deferente, en posición de firmes de espaldas a la pared. A pesar de los tantísimos esfuerzos de arquitectos, diseñadores y la dirección, las habitaciones de hotel siempre están impacientes por que nos vayamos. Las habitaciones de hospital, por el contrario, y sin que nadie se esfuerce en ello, están para que nos quedemos, para que queramos quedarnos y estemos contentos” (Página 152)
Las dos mujeres logran con su trabajo que éste párrafo de Banville sea lo único que corregiría en el libro.
Cuesta creer que esas dos realidades, la de los titulares y la de las mujeres que van limpiando habitaciones, lo sean en el mismo sentido. Cuando termino de leer los periódicos los dejo en la terraza. Con la humedad y el sol pronto sus páginas se vuelven amarillas. No cuesta nada que pierdan esa arrogancia que tienen cuando cada mañana anuncian la realidad de sus titulares, la de todos esos organismos que parecen haber llevado al mundo a esta situación por querer buscar un atajo a la condena de Sísifo.
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